miércoles, 26 de diciembre de 2012

A propósito de la educación de las mujeres

Anna sonrió recordando en las páginas de La Gaceta el comentario de una de las nobles señoras de la ciudad: “…al peligro de las gobernantas venidas de Europa para cuidar de nuestras hijas, frágiles lirios en flor, debe agregarse el de las novelas que recalientan sus cascos, el dudoso gusto por tocar la guitarra al que se han dado algunas, y ahora sólo faltaba el ejemplo de una mujer que se atreve a hablar como un hombre y que se desplaza entre ellos sin pudor alguno”.
La señora Josefa Amar se había atrevido a más, a mucho más, les había hablado también de la nefasta influencia de la educación religiosa sobre las niñas...

El magnetismo del viento nocturno, p. 266





Josefa Amar y Borbón

Sobre el debate que las ilustradas francesas y españolas mantienen con los filósofos de la Ilustración a propósito de la educación y el amor en las mujeres del siglo XVIII recomendamos el artículo de Isabel Morant Deusa y Monica Bolufer Peruga titulado "Sobre la razón, la educación y el amor de las mujeres: mujeres y hombres en la España y en la Francia de las Luces"

Ver también: Mónica Bolufer Peruga: La vida y la escritura en el siglo XVIII. Inés Joyes: Apología de las mujeres. Valencia, Universitat de Valencia, 2008

Yo quisiera desde lo alto de algún monte donde fuera posible que me oyesen todas darles un consejo. Oid mugeres, les diría, no os apoquéis:vuestras almas son iguales á las del sexo que os quiere tiranizar: usad las luces que el Criador os dio: á vosotras, si queréis, se podrá deber la reforma de las costumbres, que sin vosotras nunca llegará: respetaos vosotras mismas y os respetarán: amaos unas á otras
Joyes, Inés de, 1798, 203-204, cit. por Morant, Isabel y Bolufer, Mónica 



Mujeres leyendo, dibujos de Elisabeth Vigée Lebrun (1755-1842)


Señorita Elisabeth Fischbein
Princesa Kourakina

viernes, 21 de diciembre de 2012

Una serie de dibujos sin catalogar del legado Grimosachs


Revista de Història Local: La Serra i la plana Nº23. Septiembre 1962
Una serie de dibujos sin catalogar del legado Grimosachs
Autora: Liberta Martí i Rivadeneria*
La familia Grimosachas-Bardolet ha hecho entrega a nuestros archivo histórico y biblioteca Fomento de La Guineu de San Genís de Horta de una abundante documentación de origen familiar, compuesta por cartas personales, diarios íntimos y material gráfico, como así también de documentación notarial: (Imagen 1) legados, inventarios y escrituras de posesiones inmuebles: tierras de cultivo y casas. Este material está datado entre 1562 y 1892. El más antiguo data del 15 de enero de 1562 (redactado en catalán y latín). Se trata de un documento de venta de tierras en el lugar de Sant Genís y una serie de censos y censales que tienen como beneficiarios al señor Josep Francisco de Grimosachs i Pérez de Alcorcón y a su hermana Anna Grimosachs i Pérez de Alcorcón. El más moderno data del 10 de septiembre del año 1892 (redactado en castellano), fecha en la que se produce la venta al municipio de las tierras donde posteriormente se irían a construir un casino y restaurante.
Imagen 1
Imagen 2
Pero no es de esta documentación de la que trataremos, ya que de ello debemos ocuparnos extensamente y todo este material aún no ha sido catalagodo ni examinado en la profundidad y con el detenimiento que merece. Sino que esta breve reseña tratará de unos dibujos, hallados entre la documentación citada y que es nuestra intención exponer al público a la brevedad, por el interés que pueden despertar, no sólo a los vecinos de nuestro municipio sino a los estudiosos y curiosos de la historia de nuestra ciudad Condal.

Descripción y posible origen de estos dibujos:
Fueron hallados entre las cubiertas de pergamino (Imagen 2) que unían una serie de escritos precedidos por un folio donde se explicitaba: Emilio Banino a Anna Grimosachs, para ella algunos dibujos de nuestro recordado alcalde Pere Oliveros.
Sabemos que Emilio Banino fue preceptor de los hijos de Anna Grimosachs y del doctor Joaquim Bardolet, el hecho que Banino haya separado lo que parece parte de una serie de ilustraciones, que estarían contenidos en una libreta (bordes que denotan el haber sido separados de un ligall original) pareciera haber sido motivado por el deseo de ofrecer un regalo muy importante para él y con importantes connotaciones también para la señora de la casa. Tal vez como agradecimiento por los favores recibidos por parte de ella, como voto de confianza o a modo de despedida, o todo ello. El resto de la libreta, a la que habrían pertenecido estos dibujos, no fue hallada, ni hay más documentos que se refiera al preceptor.
Al dorso de cada dibujo (menos en un par) hay una etiqueta escrita a mano con lápiz grafito, casi ilegible, pero que intentamos leer y transcribir aunque quedan algunas lagunas que preferimos dejar como ilegibles antes que aventurar una interpretación errónea. Los dibujos están realizados en lápiz grafito, o carboncillo (dos) sobre papel y son bocetos, probablemente, tomados al natural y que luego, alguno de ellos, fueron repasados con pluma y tinta china. Aunque hay otros que seguramente son reconstrucciones de una escenas vividas.
Dibujo Rebombori del pa
Cabe señalar que la escena que representa, según la etiqueta: carrer de l`Hospital a la porta den Torres, mars de 1789, es con toda seguridad un dibujo hecho a posteriori del suceso. Este boceto es de un gran interés debido al escaso material gráfico que testimonian estas revueltas populares y específicamente a ésta.
Dibujo de chica joven vistiéndose
Otro boceto de gran interés es éste, quizás una de las también escasas referencias gráficas que se tiene de los interiores de una casa de citas de finales del siglo XVIII (salvo los gravados de escenas eróticas que se vendían de manera clandestina). Escrito con lápiz y apenas legible en la parte inferior, creemos que el mismo autor escribió la palabra Almendra, quizás para referirse al personaje que se está vistiendo.
Mujer en la ventana con ropa tendida
Técnica de carboncillo sobre papel. En la etiqueta pudimos leer la frase Magdalena, la mara es ella qui mira de reull sap qui soc.
Bocetos rápidos madre con niña
y otros personajes en interior
Este dibujo representa una escena de interior donde se aprecia una mujer en actitud de protección hacia una niña ¿su hija? Detrás una joven que, aparentemente sorprendida, también buscaría la protección de la mujer sentada. Un representante de la autoridad ¿el propio alcalde se enfrenta a ellas? En primer plano una mujer parece abandonar la escena. La etiqueta comenta: En lo Ostal de la Bona Sort vaig parlar am la modista, olora a chocolata.
Soldado y cabeza de mujer
De todas las ilustraciones es la de menos interés, el soldado lleva un uniforme correspondiente a uno de los tercios que estaban a finales del siglo XVIII ocupando plaza en las diferentes casernas de la ciudad, imágenes semejantes hay en abundancia en los archivos militares. La cabeza de mujer es evidentemente la de una extranjera. ¿Una francesa de las que a finales del siglo XVIII llegaban a la ciudad? El boceto, hecho en grafito, fue luego pasado a tinta china. La etiqueta que acompaña a este dibujo es ilegible.
Dibujo a tinta china de cabeza
de mujer con cofia
Titulado “La tacita de porcelana”, pareciera ser el mismo personaje femenino que acompaña el dibujo del soldado al que aludimos en la línea anterior.
Primer plano de hombre con tricornio,
segundo de personaje en sombras
Otro de los dibujos con carboncillo. El extraño y caricaturesco rostro en sombras que aparece en un segundo plano se reconoce como el propio autor de los dibujos que se dice Ensombrecido ante la magnificencia del nuevo Capitán general (en castellano en el original). El paisaje esquemático con árboles hace referencia a los glacis de la Ciudadela.
Escena de café
Escrito bajo el dibujo en lápiz y sin etiquetar: El barón de Cuyás y el doctor Bardolet. Detrás, a mano: El café de Useleti.
Cabeza de joven afrancesado
Etiquetado como Els viatgers que arriven al Portal Nou. El jove Bardolet un afrancesat?
Salón Bardolet
Como otros dibujos realizados en tinta china, este está repasado sobre un original en grafito. La etiqueta parece indicar que es una ¿vista? a través de ¿las ventanas? de la Casa Bardolet. Se agrega: El mesmerismo es proibit per la sancta religió.
Personaje con peluca y bastón
Etiqueta al dorso medio despegada y que le falta una esquina, escrito a mano: Capità general, apenes uns centímetres més gran ¿? una enorme cabesa que desfigura una mica su prestància.
Sastre
No tiene etiqueta, sólo se lee escrito con grafito bajo el dibujo: El señor sastre (en castellano en el original).
Mujer en sombras
con cesto en la cabeza
Etiqueta detrás: Encants de Santa María del mar, la mara sempre fent ¿...? l
Ceres
Ceres, según el mismo dibujo, sin etiqueta; pero en el dorso se aclara que no pertenece al lápiz de Pere Oliveros, sino que está dedicado: A la señora Anna Grimosachs de su siempre servidor y eterno amigo y admirador, si ella así lo permitiera, Emilio Banino.
Crítica de la serie de dibujos:
La calidad de esta serie es bastante irregular, se trata de bocetos, en general sin acabar y realizados con poco cuidado y al calor de las emociones que pudieran despertar ciertas escenas o personas allí representadas. No hay voluntad de crear una obra de arte sino de dejar testimonio, precisamente, de estos sentimientos y registrarlos en el tiempo a manera de recordatorio, o de diario íntimo. Los autores -ya que se trata de dos, uno el alcalde Pere Oliveros y para el último dibujo, el de Ceres, el mismo Emilio Banino que ofrece la serie a Anna Grimosachs- no son artistas sino personajes de una época, donde el dibujo se utilizaba como hoy puede un amateur utilizar una cámara para fotografiar la fiesta de aniversario de un hijo, o unas vacaciones. El interés que tienen es precisamente esa cotidianidad que reflejan y la personalidad de sus autores, representantes de una época a la que podemos acceder gracias a legados como éste. 
* Martí i Rivadeneira, Liberta, historiadora y maestra de la Escuela Pública Los Pinos, Bibliotecaria de la Biblioteca Popular de Fomento de La Guineu en sant Genís de Horta. Fundadora de la Revista de Historia La Serra i la Plana (Primera época: 1931-1939- Segunda época: 1962)  

lunes, 17 de diciembre de 2012

Acerca de los "Síntomas de una época", según Luis Montiel


Hoy hago un encuentro, red sutil de encuentros que unen las palabras y los personajes, uno de ficción con otro real. Pere Oliveros, alcalde y zapatero de Barcelona, en el año 1792, personaje de El magnetismo del viento nocturno; el otro, alcalde y zapatero de un pueblo minero de Sajonia, en el año 1820. El alcalde zapatero alemán tiene una hija, Friederike Erdmuthe Reinhold, quien sumida en sueños magnéticos se convierte en la Salvadora durante la Semana Santa de aquel año. Luis Montiel, el autor de este artículo, explica esta y otras historias de muchachas que caen en profundos sueños catalépticos. El paso del discurso de la razón ilustrada al del romanticismo, su superposición y convivencia, que se hace voz extraña y divergente en las magnetizadas, las sonámbulas y las posesas, a través de cuyos cuerpos se expresa ese “lado nocturno” que explican algunos intelectuales y médicos de la época.
Charles Dickens, sensible a todo aquello que podía explicar el comportamiento humano, fue también un magnetizador experimentado, durante varios años tuvo una pareja “mediúmnica” Augusta Granet casada con el banquero suizo Emile De la Rue, a ambos los conoció en su estadía en Génova. Augusta padecía, como todas las mujeres sensibles a los efectos magnéticos, dolores de cabeza, convulsiones y catalepsias. Durante años Dickens fue su salvación, y gracias a sus ”pases” - que incluso podían surtir efecto a cientos de kilómetros, si ambos se ponían de acuerdo en día y hora - Augusta mejoraba . Dickens intentó, sin éxito, enseñar a De la Rue a mesmerizar a su esposa, pero no tuvo éxito, como era de esperarse en estos casos. Pero Augusta, al igual que una de las muchachas citadas en el artículo de Luis Montiel, estaba poseída también, por temporadas, por un fantasma maligno, que se resistía a la influencia del escritor. Dickens, preocupado por esta “presencia” contra la que su poder parecía debilitarse, confesaba al señor De la Rue: “Pensaba en ella [Augusta] continuamente, ya fuera despierto o dormido, las noches del lunes, martes y miércoles ... No sueño con ella... sino que siento como una ansiedad la sensación de que ella forma parte de mí de algún modo, igual que cuando estoy despierto” ( cit. por Tomalin, Claire, Charles Dickens, Aguilar, 2012).
Un escritor es sólo un relator de lo que sus personajes le indican, ellos hablan y se mueven siempre inesperadamente, y hoy encuentro lecturas que se descubren sugerentes, que extienden la relación entre ficción y realidad ¿Y si todos fuéramos personajes? Como en la etiqueta de la lata de los polvos para hornear Royal: una latita dentro de otra, así hasta el infinito: relatos de relatos. Una “semiosis” eterna.  

domingo, 16 de diciembre de 2012

Noticia sobre la Aurora Boreal en Barcelona

El Diari de Barcelona recoge el fenómeno de la Aurora Boreal, que tuvo lugar el 13 de octubre de 1792 y aparece recreado en la novela.


Acuarela original de una aurora boreal del s XVIII



sábado, 15 de diciembre de 2012

Génesis


Ya no recuerdo cuándo vi, por primera vez, los grafitos grabados en la pared del antiguo hospital de la Santa Creu. Es probable que fuera en la época en la que ocupaba un piso en el Barrio Chino. Cada día, acostumbraba a hacer el camino desde las Ramblas por la calle del Carmen, pasando frente al muro de piedra del hospital. En ese ir y volver, desde la aparente uniformidad de los sillares de piedra, fueron surgiendo las marcas, los dibujos, las letras. Intenté encontrar algún documento que me explicara su origen. También pregunté, pero nadie supo darme razón.
Son marcas de canteros o de los estudiantes que pasaron por allí, me decían. Aunque, intuía, había algo más.
El tiempo y la insistencia fueron uniendo las frases inconexas, las letras sin sentido, los pequeños dibujos. BEU, bebe, se ordena desde una de las inscripciones, a su lado un dibujo esquemático alude a una fuente. Bebe del agua que te ofrezco para calmar la sed de viajera errante; debajo, la promesa de un verano eterno: unos cuernos rematados por dos puntos.
Quédate, al fin, aquí. Para conocer la historia solo hay que tener la paciencia de saber, también, escuchar.


¿Quién fue Oliveros? -cuyo nombre aparece por dos veces repetido.
Acaso el testigo culpable de lo que, tres sillares más arriba, se relata en la frase que explica que hubo, una vez, un “fuego qui se apaga”.


¿Y la figura de la mujercita? Sus brazos en forma de asas, las manos escondidas, ¿están atadas a la espalda? Su cuerpo, una peonza, que le permitiría girar a un ritmo alocado, ¿consigue así volver al tiempo del relato? Aunque la falda es un triángulo perfecto, que permanece inmóvil, aferrada a la línea del cielo por los pies. Siempre boca abajo, como una criatura a punto de nacer, como el ahorcado del tarot. Como la ahorcada de Barcelona, la acusada de quemar el horno de pan que
estaba en la misma calle del Carmen, frente al lugar donde ahora permanece, siempre dispuesta a renacer.



Todo pudo ocurrir cuando las auroras boreales colorearon los cielos de la ciudad, para gozo y temor de sus habitantes... En una época en la que, los aspectos nocturnos de la experiencia humana pedían ser iluminados por el discurso de la razón. Y allí, detrás del muro de piedra se levanta, como símbolo de este diálogo, la Academia de cirugía.
Explicar la génesis de un libro es reiterar un lugar común, con el que también los escultores dan cuenta de sus trabajos: ya estaba allí, sólo había que aprender a mirar la piedra. La ciudad se presta a esos juegos, y dejar de ser extranjera en ella es, también, llegar a asirla en las marcas que guardan sus muros, en las historias de su gente. Ello otorga una carta de ciudadanía que las fronteras niegan, y que un urbanismo depredador insiste en ignorar.

Elsa Plaza