viernes, 21 de septiembre de 2018

Verano en Karlskrona

(Parte 1)
Desde mi viaje anterior, en mayo, han desaparecido las vallas metálicas en la estación con policías que controlan la subida al tren. Ya ninguna autoridad uniformada sube al tren, cruzado el puente fronterizo de Oresund, echando miradas de sospecha, al comparar la foto del pasaporte que mostramos con nuestra propia cara, allí presente y acompañados de perros que olisquean las maletas . Todo vuelve a ser como antes. Los controles aparecieron el año anterior, cuando miles de refugiados pugnaban por llegar a los países escandinavos. Ya el cupo está lleno. El control de entrada se ha invisibilizado de este lado. Los filtros se aseguran antes. Se desbordan las fronteras sur y miles continúan echándose al mar para buscar un rescoldo de vida .

La estación gris metálica se extiende delante de mi, que inquieta por la hora, temo perder el último tren desde Dinamarca hacia Suecia. arrastro mi maleta multicolor, la misma que me acompaña desde hace casi quince años. A mi edad , quince años, es tan poco. El uso ha dejado la maleta una esquina un poco descosida, lo que denota una cierta desidia, y me prometo llevarla al zapatero ni bien regrese a mi barrio, en Barcelona. Mientras me abismo en la costura deshilachada mostrando su vergüenza de agujeritos perfectos, ausentes del hilo, voy hacia algo que parece un banco de metal que han instalado recientemente en la estación de Kasturp, (Copenhague aeropuerto ). Otra novedad para mayor "comodidad del viajero que espera" ( o del cliente , como dice RENFE, en sus altavoces). Pero el banco parece una obra menor diseñado por un ex alumno de la la Bauhaus como Frtz Ertl, quien colaboró en la planificación de las cámaras de gas llamándolas "duchas para necesidades especiales". El asentar las nalgas en él es una tarea de Sísifo, la pendiente del asiento y su altura hace que resbalen , una pequeña tortura que obliga a permanecer pendiente de la situación ejerciendo un contrapeso con los pies. Extraño artefacto en un país nórdico donde la belleza de la arquitectura y el diseño interior de las casas son basadas en la armonía, en la ergoritmia, en proporcionar belleza y bienestar a la mirada. Donde el más bello paisaje es esa combinación de líneas arquitectónicas que se suceden en las ciudades, que alternan con el verde de árboles vetustos, de flores indisciplinadas, de ventanas de las casas iluminadas por lamparas que cuelgan entre amorosos visillos. ¿Qué significa entonces ese banco resbaladizo, hecho para que nunca nadie pueda descansar allí? Para que nadie se le pase por la cabeza la idea de adormilarse o permanecer mirando el paso de los trenes, o los viajeros que llegan. Me gustaría leer la explicación dada para el uso y la adecuación de este banco a la estación. Quizás llegaría a entender el espíritu que subyace en la construcción de esos "no lugares", como se describe ahora a esas zonas de paso : estaciones de ferrocarril, aeropuertos... A un no lugar corresponde un no banco... ¿ Será sólo en Kasturp que lo han instalado? ¿Tiene algo que ver con la repentina ausencia de control de pasajeros extranjeros? (Creo recordar que en Barcelona hay también instalados esos no bancos en alguna estación, ¿o me confundo de no lugar?) .

Kasturp, estación de tren (Copenhague)

Los ferrocarriles en Suecia dan sorpresas inesperadas. Y llegados a Malmö nos advierten que debemos bajar del tren. Cambio unas palabras con dos chicas italianas, y una al despedirse me dice: In bocca al lupo per tutto . Una fórmula de buena suerte que presiento mágica, ¿qué tiene que ver la boca del lobo con la suerte?: Esta expresión representa el amor de la madre lobo que toma suavemente con su boca a sus cachorritos para llevarlos de una cueva a otra, o para protegerlos de los peligros externos. Decir “in bocca al lupo” es una de las más bellas expresiones que se puede ofrecer a una persona. Es el deseo de que estés seguro y protegido de la maldad que te rodea, como la loba protege a sus cachorros manteniéndolos en la boca. Me aclara la página de vive Toscana. Grazie di cuore joven viajera desconocida. Lo pienso,  un mensaje de esos que se trasladan a través de personas con las que nos encontramos solo una vez, y que desaparecen dejando un recuerdo en nuestra memoria que quedará allí. Lo cierto es que yo misma acababa de dar fin a una novela, donde una mujer encontrada muerta en un camino, se convertía, en la imaginación de la gente del pueblo, en una loba blanca que protegía a los niños del ataque, precisamente, de los lobos.
Luego de una hora y media de recorrido en autobús, regresamos a otro tren.

Esta vez fue medio camino en autobús. Aunque, también , a veces, se trata de un vagón que se desengancha y va hacia otra dirección. Pero, eso sí, siempre anuncian sus intenciones. El problema es entenderlas La costumbre de que un mismo tren tenga dos recorridos diversos y que los vagones se quedan en un lugar mientras otros continúan, la entendí con el paso del tiempo... La gente con la que hablo en Suecia no sabe explicarme bien que clase de conflictos existe en los ferrocarriles, aunque puedo adivinarlo, la privatización de los servicios públicos tiene los mismos móviles en todo el mundo. Pero parece que aquí no son muy dados a las quejas, y los pasajeros se someten obedientes a los inesperados transbordos, a los minutos larguísimos de detención del convoy en una estación o esperando a que otro pase en dirección contraria. Es la nórdica poética del viaje en tren. Da tiempo a la meditación tranquila o a lo sorpresa de la estación a las que nos llevará a conocer en el trayecto hacia nuestro destino. Llego al final a Karlskrona con más de una hora de retraso y pienso que no somos solo los meridionales los impuntuales e imprevisibles. Me alegro que aún pervivan en el norte estos contratiempos que tanto nos humaniza.


Estación de tren en Karlskrona

¿Qué hay de nuevo, en la ciudad a la que llego, en estos meses transcurridos desde mi último viaje? La pegatina de una marca de pastillas de menta, que perdura sobre la puerta de una casa cercana a la estación de tren sigue allí, destiñéndose, desde ella me sonríe una chica de pelo oscuro. Cada vez que llego me cercioro de que está allí. Me da una cierta tranquilidad constatar su permanencia desde hace seis años. Aunque, hay algo subterráneo que se va moviendo, como esos terremotos de baja intensidad que se repiten y que van transformando, por debajo de nosotras, las capas profundas de la tierra: Y eso lo percibo en el paso de una fila de soldados jovencísimos y rubísimos, van de dos en dos. Al verlos me llega la memoria literaria de la llegada del ejército nazi a París, a través de las páginas de la novela Irene Nemirovsky, Suite Francesa ... Es silenciosamente inquietante . Había leído que en Suecia, como en Francia se restablece el servicio militar obligatorio ¿ Será esa la primera camada de jóvenes adolescentes, recientemente llamados a filas? Pregunto, nadie sabe decirme si es así... No entender la lengua en del país en el que uno está es como ser sorda o ciega. Busco en internet las páginas en inglés de algún periódico a ver si alguien explica algo. Me entero que hay maniobras de la OTAN en el Báltico, precisamente en Karlskrona que está a sus orillas, alarde de fuerzas guerreras para prevenir a los rusos que están en frente. Dicen que se sienten amenazados por la constante violación del espacio aéreo, incursiones de submarinos espías y robo de datos de internet ... Se muestran los dientes Ese mismo domingo oigo los aviones de combate mientras hacen ejercicios de vuelos en la zona. ¿ Cuántos millones de euros dilapidados en ese solo día? 

En la gran plaza de Karlskrona , una enorme espacio de suelo empedrado donde, a cada extremo, se yerguen dos iglesias varias veces centenarias: sueca una, alemana la otra. Frente a ellas el Ayuntamiento y al casi escondida detrás del antiguo cementerio romántico, aledaño a una de las iglesias, la acogedora Biblioteca. Y en el medio la gigantesca estatua del rey Carl XI, fundador de la ciudad en el siglo XVII: un origen naval y militar que perdura. A un lado de la plaza, unos cuantos ancianos sostienen una pancarta que denuncian las maniobras militares, son cuatro o cinco que nadie parece hacer caso. Más allá, las casillas de propaganda de los partidos políticos que compiten en las próximas elecciones, donde, dicen, la extrema derecha tiene grandes posibilidades de ascenso. (Aumentó efectivamente el porcentaje de votante a la derecha casi un 5% más, llegando al 17, 5%) .

A cada partido le corresponde una casilla de madera donde el ciudadano curioso de información puede entrar y tomar un café gratis con los militantes, quienes ofrecen explicarte su programa político. En el chiringuito del partido de Izquierda,Vänsterpartiet así se llaman, me preguntan de donde vengo, cuando me saben de Barcelona dicen conocer a Podemos y Ada Colau, y los reconocen como cercanos. Su símbolo es una V. En otra casilla cercana está el Partido Feminista, una de sus fundadoras es Gudrun Schyman, de larga trayectoria y una de las artífices de la política abolicionista de la prostitución en Suecia, que lleva a la penalización de los clientes y la denuncia sistemática de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Es un partido que despierta apoyos y simpatías dentro la y los votantes de izquierda y a las que votarían, me dicen, si no fuera necesario unirse contra el peligro de la la derecha. Son muy visibles en los grupos que trabajan con los refugiados ( hay una gran mayoría de mujeres en estos), y, por esto mismo, son el blanco de las acusaciones más absurdas contra ellas de parte de los militantes de la extrema derecha. Las acusan de apoyar ala inmigración por el placer de tener a su lado a "machos jóvenes" ( inmigrantes y refugiados) con los cuales mantienen relaciones sentimentales y protegen, incluso de las acusaciones de violación. Así es, entre marimachos y ninfómanas siempre las mujeres comprometidas con una causa tienen razones oscuras para la acción, y siempre relacionadas con una sexualidad non sancta. Pregunto si ese partido, que ha elegido para representarlos una inocente florecita sobre un fondo azul, ¿son de verdad los tan temidos neo nazis suecos?, me dicen que sí: son los Demócratas Suecos, así se hacen llamar. Pienso si la inocente flor que los representa es como la harina en la pata del lobo que se quiere comer a los cabritos. Su discurso se basa en el peligro que significa la llegada de refugiados y migrantes, "para ellos son todas las facilidades que ponen en peligro nuestro bienestar" , "nuestra cultura"."lo que nosotros nos hemos ganado con nuestra inteligencia y nuestro trabajo" ... bla bla, bla. Reconozco el discurso, lo he oído tantas veces. Ellos, los "otros" , nos roban . Y han elegido como logo de su agrupación una flor con algo de hippie, amor y paz para los suecos,pero solo para los esencialmente suecos. Los estudiantes que recorren el lugar van acompañados de sus profesores, un ejercicio de educación democrática. Las clases acaban de comenzar. Salen repletos de chapas de publicidad y de folletos. Los verdes, los socialistas, la izquierda, los cristianos demócratas, el Centro, el Partido feminista, y el Partido comunista sueco ( a estos no los vi en Karlskrona, sino en Malmö).
                                                   
                                               
Casillas de partidos políticos en Suecia


Voy hacia la calle donde está la HER FRISÖR ( peluquería de caballeros) de Hans. (Ver en este blog: Viaje a Suecia)  En mi anterior estadía presentí que Hans no iba a regresar.  Y fue así, el local está vacío. Como suspendido en un día eterno. De los escaparates sólo ha quedado el cristal . Y la bandera sueca que ondeaba sobre la entrada, anunciando la presencia del peluquero,  también ha desaparecido. Hans ponía la bandera y la retiraba al compás de sus idas y venidas. Su presencia, en el interior de la peluquería, en penumbras, era apenas perceptible desde la calle, como borrándose de a poco. Esta vez su sombra había desaparecido, y con ella todo lo que la rodeaba,incluso el contenido del local anexo que vendía "objetos de arte hechos a mano". ¿Cuantos años habría permanecido allí? Treinta, quizá, cuarenta? Los calculo por las fotos que adornaban su escaparate.

Escaparate de la Herr Frisör, ya desaparecido

 Sólo queda el horario impreso en puerta de entrada . A través de los cristales veo la hilera de picas, donde Hans, en alguna época lejana de bonanza, lavaba y masajeaba las cabezas de sus clientes, por turnos, con  esmero profesional. Con un entusiasmo insospechado en la austeridad de su persona , que yo acostumbraba a espiar  a través del escaparate,aunque, ya entonces  era solo esa sombra que esperaba. Ese antiguo entusiasmo de sus primeros tiempos me pareció percibirlo en el Wälkomen impreso en una de las picas. Entusiasmo que se habría ido perdiendo con  el menguar de la clientela. Pero allí solas, las picas  continúan dando la bienvenida, en aquel local polvoriento, a fantasmas  añorantes del peluquero ausente.
Välkomen! Lo que queda de la peluquería.
 ¿ Que fue de el? ¿Murió solo ? ¿Fue a parar a la residencia cercana? ¿Se retiró a su propia casa? Probablemente, la próxima vez que regrese encuentre allí instalado un nuevo comercio: una pequeña tienda de comestibles atendida por un inmigrante, o un kebab, la calle no da para grandes proyectos. Es, como ya escribí alguna vez, una de las calles más poco agraciadas de Karlskrona, aunque paso en ellas largas horas, revolviendo entre cosas usadas , en el local que tiene abierto de la Cruz Roja. Son calles de edificios nuevos, donde la lección de la buena arquitectura tradicional parece olvidada. Sólo queda de ella los grandes ventanales para aprovechar al máximo la luz del sol. 


Corre detrás,  paralela una de las entradas del mar. Y cuando bajo hacia allí, encuentro La casa inquietante. Guarda en ella toda la ausencia de la peluquería y de los manteles bordados que encuentro en la Cruz Roja. Está en una esquina ,  respira esa presencia inefable que guardan algunas construcciones de madera antiguas. . 

La casa inquietante.
  Reconozco en algunas casas suecas como algo que me llega desde desde la infancia. Ilustraban los libros de cuentos, poblando mi imaginación infantil de arquitectura nórdica. Hasta que se hicieron presencia al llegar aquí. Donde están también, en los bosques, en las calles, en los parques esos árboles antropomorfos de las ilustraciones infantiles, y las flores en forma de campanitas diminutas, y las niñas que tejen coronas con ellas. Y , tal vez sea eso, el encuentro con aquel paisaje infantil que alberga aquel trocito de esa ciudad , que no deja de ser también una ciudad militarizada. Porque desde siempre es una base militar, con el suelo horadado de refugios construidos durante la Guerra fría, de la que que hoy se vuelve a hablar. Una perfecta ciudad de citas de espías, que imagino esperando con la mirada perdida y el cuello del abrigo cubriendo sus intenciones , allí mismo, sentados en esos bancos de madera, de este lado del Báltico. Recorro la orilla del mar y me siguen la mamá cisne y sus crías que ya están tan grandes como ella pero que aún no se separan de su lado, se acercan a pedirme de comer, como no llevo nada que les interese se van, deslizándose ufanas, con sus colitas paradas y sus largos cuellos que hunden en el agua, de manera que solo sus patas, cual gimnasta acuática, permanece agitándose en el aire. "Se va ahogar" gritó una lejana pariente mía, de visita en en el zoológico de Buenos Aires, al contemplar esta práctica común en aves acuáticas. Yo era entonces era una criatura de unos cinco años, pero me di cuenta que lo que aquella mujer decía era un despropósito. Entonces mi madre me dijo en voz baja: «Quedó así, de un susto, sorprendió a un ladrón dentro del ropero de su casa». Y yo, cada vez que veo a un pato o un cisne que queda así, patas arriba en el agua, me viene a la memoria, aquella lejana tía Elena, que perdió el juicio al encontrar un hombre escondido en su ropero. Llego a la playita solitaria, bajo el sol del verano que se prolonga. Una mujer, un chico con su bici, muy lejos unos de otros. Todo es silencio. Un maravilloso día de sol.
La playita solitaria.

Verano en Karlskrona 
(Parte 2) 

Abrí la ventana y oí el canto de los pájaros que llegan en primavera, hacía 12 grados. Y me quedé aterrorizada, ¡era la Nochebuena! Así me explicaba Ulrika la siniestra llegada de lo que ella presentía como algo terrible, el cambio climático era ya una realidad, y allí estaba, anunciando la primavera en pleno invierno.

Oí el canto de los pájaros...

 Desde mayo la temperatura no bajó, y más de 30 º, durante meses, arrasaron los jardines. Y el forraje para las bestias comenzó a ser escaso y a encarecerse tanto que, muchos, se vieron obligados a matar a las bestias. Los caballos, con todo lo que significa para un sueco, los caballos que crían y cuidan con amor y con cuyas imágenes decoran las habitaciones y los trapos de cocina, los caballos que aprenden a montar desde la infancia, los mataban. No había más dinero para mantenerlos, me dijeron. ¿ Y por qué no los regalan? No sabemos cómo los tratarán, qué harían con ellos. Pero.., ¿a una escuela? ... Nada, ¿que decir ante una decisión irrevocable que era vivida como una gran tragedia? Pero que yo, con mi razonamiento latino no entendía ...Deduje entonces que la trágica decisión formaba parte de un orden que me era incomprensible, de una responsabilidad que recaía sobre ellos solamente. Una responsabilidad que no se podía compartir con nadie, ni pedir auxilio. Algo de la formación calvinista , tal vez, a la que me es imposible acceder con mi manera de razonar, de sentir. Algo oscuro y que se va asentando como renuncia, y que comenzó, quizá, con ese anuncio siniestro de una primavera que llegaba en pleno invierno. Con aquel cambio que presenció Ulrika, al asomarse a la ventana el último 24 de diciembre. ¿Será también tiempos duros, sin piedad los que se anuncian? ¿Se preparan para ello los suecos ? ¿De verdad, el partido Demócrta Sueco tiene posibilidades de gobernar?

Sábado a la noche: jóvenes, mayores, hombres y mujeres van a divertirse en compañía o solos. Beben, muchos esperan ese día para emborracharse. El alcohol, en Suecia, es caro, el Estado lo tasa con altos impuestos y sólo se accede a él en tiendas especializadas, o en bares y restaurantes. Los domingos por la mañana encuentro copas, botellas y latas abandonadas en la calle, los mendigos rumanos locales se encargan de ir recogiendo en grandes bolsas de plástico y las llevan a reciclar a la puerta de los supermecardos, donde las depositan en máquinas que trituran latas y absorben botellas. A cambio les entregan vales por el valor de lo reciclado, unas coronas que cambian por compras en el mismo supermercado.

Entro al hotel donde trabaja mi sobrino de barman, lo veo detrás de la barra, mi sobrino ese aire familiar que me recuerda a los hombres de mi familia, a mi padre, a mi hijo. Sus colmillos afilados y la sonrisa, la manera de moverse, ciertos gestos que no es imitación, ni de su padre, del que creció alejado, ni de su abuelo que nunca conoció. Cosas de la genética. Me acodo en la barra y lo contemplo con cierta emoción de pertenencia, la familia existe, aunque estemos tan desparramados por el mundo. Se me ocurre, en mi último día de Karlskrona, tomar una cerveza, y veo que hay cerveza española, y la pido, pensando que es una manera de ir acercándome ya a mi casa. Tonterías. ¡Cinco euracos! que sólo puede pagar con tarjeta de banco. En Suecia si no tienes tarjeta de banco no puedes ni viajar en autobús. El inexorable control del rectangulito de plástico. Miguitas electrónicas que vamos dejando por el mundo.

Se acercan a la barra un grupo de amigas entre cuarenta y sesenta años, insultántemente guapas y bien vestidas, con las últimas galas de verano, tacones, vestidos ceñidos. Piden vino, cerveza y se van a sentar a una mesa, ríen. Llega un sueco,bajito, quizás metro sesenta y cinco, cuarentón con gafas. Exhala soledad total. Pide un gin tónic y elige el gin como un experto, mientras charlo con mi sobrino que sirve su copa, pregunta si hablamos en español. Sí, le dice en sueco, mi sobrino. Y se alarga en la explicación de su origen por vía paterna . El sueco bebe su copa. Y desaparece. Regresa y pide el "mejor ron", examina la etiqueta de la botella que mi sobrino le muestra. En inglés, me comenta su gusto por el buen ron. Le digo que el mejor es el de Arucas, en Canarias.( Es lo que me dijeron en Arucas, cuando viajé allí). Me pregunta si me gusta el ron, y le respondo que no. Pide a Daniel que le sirva el ron acompañado con otra copa, esta de leche. Y entonces me explica, sorbiendo ya su ron, que es una delicia lo que experimenta : un trago de ron , con el que "llega al cielo", y un trago de leche, con el que se renueva el paladar para disponerlo así a un nuevo viaje hacia el cielo. Me enseña, con cada sorbo alterno de sus bebidas, como va experimentando ese placer, tan particular, de experto. A esa altura, su cercanía y su poesía alcohólica me hace sospechar que ya está haciendo efecto el gin tónic y los ligotazos de ron. Su mirada se vuelve amistosa y me quiere convidar con ron. Le reitero que no bebo, ya suficiente con mi cerveza. Insiste en que pruebe ese viaje hacia el cielo. Insisto en no, y le deseo un ¡salud! a su trago . Es sábado de noche y borracho, el amor hacia el prójimo, tan contenido por allí, se desborda . Me pregunta cómo me llamo. Le digo mi nombre y Magnus, que así se presenta, casi llora de emoción cuando le explico que es la primera vez , después de muchos años de mis vacaciones en Suecia, que un desconocido me dirige la palabra. Pide abrazarme en señal de amistad . Le abrazo y me despido también de mi sobrino que me hace señales, para indicarme que mejor me aleje de Magnus que empieza a ponerse pesado. A pesar de todo cuando salgo del allí me siento contenta, Magnus ha logrado animarme. Debe ser el efecto de los "Abrazos gratis", como pregonan esos chicos que en algunas ciudades viene a tu encuentro a abrazarte, porque sí.

Muelle del puerto, frente al Hotel.

Regreso a Barcelona, Llamo a mi madre por teléfono, me dice, con orgullo, que fue a votar. ¿ Por quien votaste?, «Por la izquierda , sabés que yo siempre voto por la izquierda. Me llevó Demián», mi otro sobrino. Se desplaza en silla de ruedas, y a sus noventa y tres años aún , a pesar de todos sus achaques, de su dependencia de siempre como mujer «de su casa» como se define, vota a la izquierda. Se sabe clase obrera, y eso la hace irrenunciablemente de izquierda. Cuando hoy me despierta la noticia de que en Cádiz, los obreros de los astilleros se movilizan porque tímidamente el gobierno socialista español está revisando los contratos de suministros de bombas a Arabia Saudí, con las que despanzurran a miles de yemeníes. El pan de las familias de Cádiz depende de las máquinas de guerra que se utilizarán para dar muerte a otras familias, allá lejos. Tan lejos que podemos cerrar los ojos y no verlos. No soy ingeniera, no soy economista, pero me pregunto por qué los planes de producción son siempre cómplices solapados o abiertamente públicos,de la muerte y la depredación de la naturaleza, de personas, del medio ambiente. ¿No hay maneras, acaso de producir sin matar. De producir cuidando a las personas y al territorio? Un oyente que se comunica con el programa de radio que estoy escuchando, es un hombre, dice: «Si no vendemos nosotros las bombas , las venderán otros, es una tontería no hacerlo, las guerras siempre han existido». Me quedo estupefacta ante la simpleza de esta conclusión que así tan de hechos consolidados. Es la que domina el pensamiento actual. Releo Farenheint 451 :

Atibórralos de datos no combustibles lánzales encima tantos hechos que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esa naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como la Filosofía o la Sociología para atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía. Ray Bradbury ( 1953).
Exemplifying the decline of independent thinking in America
Ilustración tomada de :( http://blogs.stlawu.edu/joshandcaroline/2014/09/21/media-blog-3-fahrenheit-451/)
 (No es mi intención infringir Ley de  Derechos de autor en la utilización de imágenes tomadas de la red. Tanto el texto como las imágenes de mi autoría pueden ser reproducidas citando fuente y autor.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario