El intransigente pero melancólico alcalde Pere Oliveros lleva siempre consigo una libreta en la que apunta algunas de sus impresiones y realiza rápidos dibujos de sus conciudadanos. Por cuestiones que no vienen al caso y que forman parte de la trama de la novela, esta libreta quedó depositada en los archivos familiares de la familia Bardolet Grimosachs. En los años 60 del siglo XX, este archivo familiar fue donado a un fondo público de una institución barrial de Barcelona. La publicación que reproducimos se debe al descubrimiento y estudio de estos sencillos dibujos, en lápiz y plumilla, de quien quiso así dejar constancia de los rasgos de algunas personas que para él tenían un significado especial.
En este número la fundadora de la revista, Liberta Martí, presenta una serie de dibujos sin catalogar hallados entre la documentación diversa del legado Grimosachs-Bardolet, entoces aún pendiente de recibir el adecuado tratamiento archivístico.
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