Anna sonrió recordando en las páginas de La Gaceta el comentario de una de las nobles señoras de la ciudad: “…al peligro de las gobernantas venidas de Europa para cuidar de nuestras hijas, frágiles lirios en flor, debe agregarse el de las novelas que recalientan sus cascos, el dudoso gusto por tocar la guitarra al que se han dado algunas, y ahora sólo faltaba el ejemplo de una mujer que se atreve a hablar como un hombre y que se desplaza entre ellos sin pudor alguno”.La señora Josefa Amar se había atrevido a más, a mucho más, les había hablado también de la nefasta influencia de la educación religiosa sobre las niñas...
El
magnetismo del viento nocturno, p. 266
Josefa Amar y Borbón |
Ver también: Mónica Bolufer Peruga: La vida y la escritura en el siglo XVIII. Inés Joyes: Apología de las mujeres. Valencia, Universitat de Valencia, 2008
Yo quisiera desde lo alto de algún monte donde fuera posible que me oyesen todas darles un consejo. Oid mugeres, les diría, no os apoquéis:vuestras almas son iguales á las del sexo que os quiere tiranizar: usad las luces que el Criador os dio: á vosotras, si queréis, se podrá deber la reforma de las costumbres, que sin vosotras nunca llegará: respetaos vosotras mismas y os respetarán: amaos unas á otras
Joyes, Inés de, 1798,
203-204, cit. por Morant, Isabel y Bolufer, Mónica
Mujeres leyendo, dibujos de Elisabeth Vigée Lebrun (1755-1842)
Señorita Elisabeth Fischbein |
Princesa Kourakina |
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