domingo, 8 de enero de 2023

 

¿Quien era Margarita Guiteras Holmes?

Hace varios años, cuando rebuscaba en la hemeroteca digital de La Vanguardia noticias 

sobre la cárcel de la calle Amalia en época de la Segunda República, me llamó la atención 

una, que guardé para algún día mostrarla y comentarla. Hoy la reencontré entre mis 

desordenados archivos. La noticia era esta:


La Vanguardia, 19 de julio de 1933

Detenida una mujer vestida de hombre

En el vestíbulo de la estación de Francia

fue detenida ayer la artista norteamericana

Margarita Guiteras Holmes, natural del Estado de Pensylvania,

la cual por ir vestida de hombre,

llamaba la atención del público

que la rodeaba formando grupo numeroso.

Trasladada a la Jefatura de policía, se examinó

que estaba en regla, si bien su pasaporte no

estaba inscrito en el registro de extranjeros

del Gobierno civil, como es obligatorio para

todos los no naturales de España.


Guardé esta crónica porque entendí que, detrás de ella, había mucho más que el escándalo de una mujer paseándose con pantalones por el vestíbulo de la estación de Francia. Recordé a mi madre amonestada por la “jefa de celadoras” del Liceo 5 de Buenos Aires, cuando fue a hablar con ella, convocada por alguna infracción que yo habría realizado. Era el año 1966. Ahora recuerdo, era por mi costumbre de llevar flequillo y pelo suelto, contrariando el reglamento de “cara despejada y cabellos recogidos”.

También, volvió a mi, desde el brumoso tiempo de mi adolescencia porteña, aquel estadio de fútbol, Velez Sardfield, en el barrio de Liniers. Allí, había ido con mi amigo Osvaldo Forsinitti ¡si hasta había olvidado su apellido!! aquel que, de pequeño, tenía miedo de olvidarse de respirar. Traumatizado porque, al preguntar del porqué de un gato muerto, echado a un lado del camino que los llevaba a su casa, su padre le respondió que, el gato había muerto al olvidarse de respirar. Osvaldo, tiempo después fue padre de un niño, al que llamaron Dylan. Pero aquella noche en Velez Sardfield éramos dos adolescentes que iban al estreno de un documental sobre los Beatles. Allí, antes de comenzar la proyección, que se haría al aire libre, fuimos arrinconados por un público de jóvenes que, entre curiosos y agresivos, nos iban cercando, cada vez con mayor violencia. Curiosos y excitados por la ropa que llevábamos puesta. Ropa copiada del Beatles books y hecha en nuestras casas. La llegada de la policía paró el tumulto. Nos apartaron, nos pidieron documentos y a punto estuvieron de llevarnos detenidos. No recuerdo qué fue lo que nos salvó. Pero aquello pudo acabar en tragedia. Es misterioso el mecanismo del recuerdo. Como si estuviera alojado entre las cosas más insospechadas y lejanas, enlazadas en sus formas para, desmadejadas, volver a nosotras.

Han pasado casi 90 años y su nombre, citado entre unas pocas líneas de una crónica, me interroga: Margarita Guiteras Holmes ¿Quién era esta mujer que habían trasladado a la sede de la policía por el tumulto provocado por su ropa? ¿Una actriz, nacida en Pensilvania?¿Quienes deambulaban por la estación de Francia aquel verano de 1933, y se toparon con la figura de Margarita Guiteras se sentían, acaso, ofendidos en su “moral”, de la misma manera que la “jefa de celadoras” de mi instituto, o que aquel público juvenil que llenaba la cancha de Velez Sardfield, una noche del año 1967? ¿Qué es lo que despierta la latente violencia hacia lo diferente? Hacia lo que, de pronto, irrumpe en la mirada del otro como un peligro que atenta contra las reglas de representación de lo femenino y lo masculino. La violencia como defensa de los estereotipos de género. Mi madre con pantalones no era una madre “reglamentaria”, algo en esa prenda la hacía sospechosa de desacatos. Osvaldo con su túnica floreada, no era un hombre correcto, era un maricón;y yo misma una puta, con mi falda larga y los collares multicolores. Así nos gritaban.

En el vestíbulo de la Estación de Francia, en aquellos años republicanos, por qué llamaba tanto la atención una mujer con pantalones, cuando ya en las páginas de las revistas y en el cine aparecían mujeres en pantalones, y sólo tres años después el peto azul de los trabajadores, sería adoptado por una parte de las milicianas que marcharían al frente de guerra para luchar contra la insurrección fascista? Apenas cinco años más tarde, en 1938, Lucía Sánchez Saornil (una de las fundadoras de Mujeres Libres) era, fotografiada llevando un traje de corte masculino con pantalón y el pelo cortado a la garçon, acompañada de la activista y pensadora anarquista Emma Goldman y su traductora Christine Kon- Raben. La noticia La Vanguardia nos da a entender lo mucho que la Revolución de 1936 habría hecho por el acceso de las mujeres a una visibilidad y un activismo social y político que, la posibilidad de vestir cómodamente y sin prejuicios marcados por los estereotipos de género, denotan.


Intento imaginármela, Margarita Guiteras Holmes, su silueta evanescente de pantalones anchos y melena también recortada ¿Como la de la Saornil? Tal vez. Voy, otra vez, a la hemeroteca digital de La Vanguardia para intentar hallar algo más sobre ella. Hoy, descubro que sólo puedo acceder suscribiéndome. Busco en Arca, la hemeroteca de publicaciones en catalán; también, cada vez más difícil de acceder. Nada. Y la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España, no me permite su acceso, supongo que por dificultad momentánea del programa.

Prosigo la búsqueda y se abren páginas dedicadas a Antonio Guiteras Holmes. Allí, al fin, encuentro que Margarita Guiteras Holmes, nacida el 23 de junio de 1911, era hermana de Antonio. Las mujeres casi siempre hermanas, hijas o esposas. Copio la información obtenida a través de un artículo de Margarita Piedra César, periodista cubana de TV. Santiago:

Antonio Guiteras Holmes abrazó la profesión de revolucionario y entre 1928 y 1933 enfrentó la dictadura de Gerardo Machado convirtiéndose en un precursor de a lucha guerrillera, cuando asaltó con un grupo de combatientes el cuartel de la guardia rural de San Luis, en la otrora provincia de Oriente, para con las armas ocupadas alzarse en el monte.

Tras el derrocamiento del tirano Machado en agosto de 1933 y del golpe de estado del Coronel Fulgencio Batista Guiteras fue nombrado Ministro de Gobernación del llamado Gobierno de los 100 Días, presidido por Ramón Grau San Martín. Bajo el mandato de Guiteras fueron aprobadas por primera vez desde que Cuba fue República un conjunto de leyes populares, que le ganaron prestigio entre las capas más humildes de la población y el odio de la burguesía criolla y sobre todo del imperialismo yanqui, que vio afectados sus intereses en la isla, algo que ningún otro gobierno se había atrevido. Lo que provocó la ira del imperio dando la orden de derrocar al gobierno popular de Grau San Martín. Antonio Guiteras se vio precisado a continuar la lucha clandestinamente, hasta que el 8 de mayo de 1935, producto de una vil traición fue sorprendido y asesinado en El Morrillo, Matanzas (...)”

Margarita Guiteras Holmes había sido detenida e 19 de julio de 1933, en Barcelona. Un mes después su hermano, en Cuba, encabezaba una revolución contra la dictadura de Gerardo Machado. Y entonces regresa mi pregunta: ¿De verdad, Margarita Guiteras Holmes fue detenida sólo por el escándalo que provocaron sus pantalones en su paso por la Estación de Francia? ¿Cuánto de la ropa que usamos para cubrirnos expresa un deseo profundo de cambio social, un cuestionamiento a las normas estrechas, una revolución en ciernes? Pregunta que se hace también la autora de este artículo Laura Vicente, y que adjunto, refiriéndose a la foto que registra el encuentro de Lucía Sánchez Saornil, Emma Goldman y Christine Kon-Raben. 


 

https://www.elsaltodiario.com/alkimia/una-foto-un-mundo-nuevo