martes, 15 de enero de 2013

Acerca de las pastillas de carne

Unos días atrás habían abordado un barco de un patrón catalán llegado de Buenos Aires, transportaba un cargamento de carne salada, 800.000 duros para el Rey, además de varios barriles con pastillas con esencia de caldo. Los corsarios habían robado los duros y las pastillas que eran comida milagrosa para mantener al ejército. 

El magnetismo del viento nocturno, p. 180

En las páginas del Diario de Barcelona del día 16 de octubre de 1792 encontramos un anuncio que recoge la llegada de las pastillas de carne desde Buenos Aires y explica las virtudes de este compuesto:



La exportación de productos ganaderos fue tradición en el Virreinato del Río de la Plata desde el siglo XVII y comienza con la exportación del cuero del ganado cimarrón, pero el desarrolllo de las vaquerías del siglo XVII se continuó en la instalación de saladeros, curtiembres y, lo que parecería inverosímil, con las fábricas de pastillas de carne a finales del siglo XVIII. La «REAL FABRICA de PASTILLAS» se instaló en unos terrenos del barrio de Almagro (hoy calle Rivadavia y Liniers) y que entonces pertenecía a una chacra de unos parientes  de los hermanos Liniers: Santiago y José. Santiago de Liniers, personaje destacado y controvertido de la historia del Virreinato, fue un militar francés al servicio del rey de España (que hizo parte de su fortuna con el transporte de esclavos) y quien importó a Buenos Aires desde Francia la idea de las pastillas de carne. La fábrica funcionó probablemente desde 1789, hasta la época de la guerra de la Convención 1793, cuando a los franceses, residentes en el Río de la Plata, se les hizo más difícil la vida por las sospechas de apoyo a las nuevas autoridades que habían derrocado la monarquía borbónica en Francia.


 Apresamiento de ganado cimarrón en el Buenos Aires colonial
 Casa de Santiago de Liniers, propietario de la fábrica de pastillas de caldo, en Buenos Aires
Este enlace nos da más detalles de la fábrica de pastillas en Buenos Aires.
Ver también: La "REAL FABRICA de PASTILLAS» de los HERMANOS LINIERS" (por José Luis Molinari, Buenos Aires, 1959).



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